¿A quién puede ayudar el coaching en adicciones?


El proceso de coaching es beneficioso tanto para la persona que sufre la adicción como para las personas de su entorno. En el vídeo que abre este artículo aparecen casos de famosos por ser más conocidos por todos, pero lo que más nos impacta es aquello que sucede en nuestro entorno más cercano y afecta a las personas que más queremos. En esta entrada veremos como afecta la adicción a cada persona que lo sufre sin olvidar el papel de las personas que acompañan al adicto y que lo sufren con él.
Tengo que decir que el coaching es totalmente compatible con el tratamiento que lleve la persona y no pretende sustituirlo. Es una herramienta muy poderosa para que la persona sea consciente de su situación y se motive para conseguir la remisión del trastorno. En este sentido refuerza la adherencia a cualquier tratamiento y en unas primeras fases puede servir para que la persona decida tomar cartas en el asunto y pedir ayuda profesional. Ante todo es un espejo que muestra a la persona su situación actual y le lleva a plantearse si quiere seguir así.
Las adicciones son estados complejos de la persona, que prácticamente afectan a la totalidad de su vida: la salud en general, las relaciones familiares y sociales, la actividad escolar o laboral, los hábitos de ocio, las conductas de cuidado personal, la situación económica, etc., llegando a generar problemas asociados en todas estas áreas y consecuencias más o menos graves en las mismas, como el desarrollo de enfermedades, pérdidas de empleo, rupturas familiares o de pareja, complicaciones legales o judiciales, etc.
Cada caso es único y tiene sus propias variables. Por tanto la presencia o no de dificultades en los ámbitos mencionados irá en función del tipo de adicción y de la situación personal y social de cada persona, así como del tiempo que lleve inmerso en la adicción.
Entre los retos u objetivos que habitualmente presenta la población que padece de alguna adicción podemos señalar los siguientes:
a) Residenciales: o no disponen de un lugar físico donde vivir o el lugar en el que viven no es el que precisan para su integración.
b) Familiares y convivenciales: ruptura familiar (separación, divorcio, etc.); dificultades para atender adecuadamente las necesidades de los hijos menores; pérdida de la custodia y/o tutela de los hijos; violencia doméstica; carencia de un núcleo de convivencia estable; desarraigo familiar: ausencia de relaciones o contacto con la familia de origen; la pareja presenta también algún tipo de dependencia.
c) Personales: baja autoestima, falta de motivación, ausencia de confianza en sí mismos y en los demás; carencia de habilidades personales básicas; escasa capacidad para gestionar sus emociones; aislamiento social; sensación de "vacío" existencial; pérdida de identidad.
d) Económicas: carencia de recursos económicos para cubrir las necesidades básicas; fuentes de ingresos vinculadas a actividades marginales o ilícitas (prostitución, menudeo de drogas, etc.); dependencia económica de la familia o la pareja.
e) Educativas: dificultades para la lectura o escritura; ausencia de formación académica básica; bajo nivel cultural.
f) Laborales: ausencia de formación laboral; ausencia de experiencia laboral;carencia de competencias básicas para el desempeño de un empleo; desempleo; trabajo a tiempo parcial; trabajo precario o inestable; desempeño de trabajos que incrementan el riesgo de recaída.
g) En las relaciones sociales y el ocio: aislamiento social: ausencia de amigos o conocidos al margen de la familia o los profesionales encargados de su atención; relaciones sociales exclusivas con otros adictos o ex adictos; soledad intensa; rechazo por parte del entorno social próximo; ausencia de pareja; ausencia de actividades de ocio de carácter social; actividades de ocio que comportan riesgo de recaída; falta de alternativas de ocio ajenas a la adicción.
h) Legales: acumulación de procedimientos judiciales; estigma carcelario.
i) Sanitarias: desarrollo de enfermedades derivadas de la adicción; deterioros cognitivos por efecto de sustancias; posibles minusvalías.
De todo esto deducimos que la palabra clave en el campo de las adicciones es "dependencia". Como dice Alfonso Ramírez de Arellano en su libro "Coaching para adictos. Integración y exclusión social": "Ser dependiente de una droga o una actividad como el juego, padecer un trastorno de personalidad por dependencia, ser proclive a establecer relaciones dominadas por la subordinación o caer en las situaciones de alienación y sumisión a las que conduce la dependencia psicológica extrema, son factores de riesgo para la integración social y la salud de cualquier persona".
La persona se aleja de su esencia, de lo que es, para centrarse en algo externo. El coaching como herramienta que hace consciente a la persona de su situación, fomenta su autonomía, que es lo opuesto a la dependencia.

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