AMarte: Meditación



Si tenía sentido mi vida,
me pregunté día tras día.
Tenía que estar dispuesto,
y no mirar qué sabía.
Mas la respuesta la hallé,
donde menos suponía.
En mi corazón vi escrito
lo que siempre allí había:
"Estás aquí para amar",
con sus latidos decía.
Amar a Dios que es Amor,
y qué es Amor sino Vida.
Amar al que va contigo,
cuando al espejo te miras.
Amar al que va con otros
como a quien contigo mira
Porque ese otro es tu Alma
que da sentido a tu vida.”
Miguel Ángel Prez


La meditación es el sendero que nos conduce al encuentro de nuestra presencia interior. Nos lleva al autoconocimiento y nos conecta con nuestra propia esencia, que es el Amor, lo que nos une al resto de seres del Universo. Podemos considerarla como la mejor herramienta para centrarnos y conectarnos con el Todo, pero es mucho más que una simple herramienta, es un estilo de vida que nos trae múltiples beneficios. Es la puerta hacia nuestra magnificiencia, y una vez que nos encontramos ahí empiezan a ocurrir milagros.

La acepción más habitual de meditación es la de pensar con atención y detenimiento sobre algo. En mi caso personal desde muy pequeño dirigí mi atención hacia el sentido de la vida y me preguntaba que hacía yo aquí. Con el tiempo me di cuenta de que ese maremágnum de pensamientos no me conducían a ninguna parte y que "solo se ve bien con el corazón". No hay que despreciar, a pesar de todo, este sentido de la palabra meditación, más cercano a la reflexión y al mundo material, pues fue el comienzo de un apasionante viaje a mi interior en busca de las respuestas que no encontraba fuera.

Sin embargo el significado que más nos interesa aquí tiene que ver más con la introspección, con la mirada interior que observa mis pensamientos y mis estados de ánimo o emociones. Parar el pensamiento es difícil, suele estar reservado a personas, generalmente monjes, que llevan años practicando la meditación, pero calmar las aguas y observar lo que pasa está al alcance de todos desde las primeras prácticas. La meditación está muy relacionada con la oración. No en vano, algunas formas de meditación se basan en la repetición de mantras, rezos o cánticos, con la idea de acercarnos a la divinidad. Y es que cuando nos adentramos en nosotros mismos, nos vamos acercando a lo divino.

Lo importante en la meditación es la práctica diaria, cuanto más tiempo mejor, aunque para empezar con 15 ó 20 minutos es suficiente. Probablemente hay tantas formas de meditación cómo personas en La Tierra, por lo que el primer paso es siempre encontrar la manera de meditar que es más coherente con mi ser. Es solo cuestión de paciencia y de aceptar el proceso.
No hace falta que salgas de tu habitación. Quédate sentado ante tu mesa y escucha. Ni siquiera hace falta que escuches: simplemente, espera. Ni siquiera hace falta que esperes: simplemente aprende a quedarte callado, quieto y a solas. El mundo se te ofrecerá libremente para que le quites la máscara. No tiene otra opción; caerá a tus pies en éxtasis.”
Franz Kafka
Se me viene la imagen de uno de mis maestros, Raúl M. Carús, quién, después de invitarnos a permanecer un minuto en silencio al comenzar un taller de meditación, movía sus manos con erráticos movimientos circulares alrededor de su cabeza mientras al mismo tiempo simulaba con sus dedos una especie de aleteo intermitente similar al vuelo de dos golondrinas en un caluroso atardecer de primavera. Lo acompañaba además con gestos de extrañeza y sus ojos tenía una expresión mitad de pícaro, mitad de loco. Con esto describía, de manera muy visual y acertada, ese maremágnum de pensamientos que nos acompaña a diario y concluía entrelazando los dedos de ambas manos y situando estas delante de sus ojos, como dando a entender que los pensamientos no nos dejaban ver lo importante. La meditación es el proceso por el cual nos quitamos esa "venda" de los ojos y vemos nuestra auténtica realidad.

Nos pasamos todo el tiempo pensando y perdemos la consciencia de quién somos en realidad. Coloquialmente decimos que no paramos de darle vueltas y cuando dejamos que las aguas se tranquilicen y nos relajamos, encontramos aquella solución que parecía escaparse o, mejor aún, nos damos cuenta de que los problemas no son más que productos de lo que pensamos, de nuestra imaginación. En otras palabras, nos iluminamos, vemos la luz que hay en nosotros.

Los beneficios de la meditación son incontables. Como vemos nos lleva a un estado de relajación profunda que ya es beneficioso por sí mismo. Nos permite observar nuestro propio cuerpo y cuidarlo con más amor. Como ya sabemos de medicación a meditación solo hay una consonante de distancia: es muy útil para mitigar dolores cómo las migrañas o en la fibromialgia, disminuye la tensión arterial y el ritmo cardíaco, combate el estrés y la ansiedad, nos ayuda a regular el sueño... y otros muchos que tendremos ocasión de ver. ¡Y sin efectos secundarios!

Por eso comentábamos que es un estilo de vida, saludable en sentido amplio, que nos hace cuidarnos y, por tanto, cuidar a los demás y al entorno que nos rodea. Como decíamos al principio es un sendero, un camino que nos lleva en dirección a nuestra felicidad y a nuestra realización personal. Por eso:
Cuando tú encuentres el camino
otros te encontrarán a ti
Al pasar por el camino
serán atraídos hasta tu puerta
Y el camino que no puede oírse
resonará en tu voz
Y el camino que no puede verse
Se reflejará en tus ojos
Lao Tse


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